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miércoles, 28 de marzo de 2012

Patrimonio Cultural

El Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir, las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas. (UNESCO, 1982).

Los conocimientos que se acumulan, los valores que se gestan, las actitudes que se transmiten dependen de ese factor clave que es el “saber hacer” humano en todos los órdenes de la vida.

Desde el nacimiento, y aún antes, el ser humano se encuentra inserto en una realidad temporal y espacial, producto de la historia personal de sus ancestros y de las relaciones sociales, políticas, económicas de ellos con su entorno.

El patrimonio cultural es un ambiente y una actitud que, al ser asumidos personal y colectivamente, unifican al individuo internamente, así como a los grupos sociales: les ofrece rasgos de identidad.

El patrimonio cultural representa al mismo tiempo una posibilidad de adaptarse al mundo y una herramienta de transformación de su entorno

Es patrimonio cultural aquello que representa posibilidad de ser “explotado” económicamente: pagado como mercancía.

Paradigmas culturales dominadores-globalizadores.

La “cultura” globalizadora se da en los campos más altos del saber humano... hasta en la ciencia y en el arte: hay quienes globalizan, piensan, deciden, conquistan, consumen, dominan, y quienes son globalizados, pensados (estudiados), decididos, consumidos, conquistados, dominados.

La mundialización unívoca como nuevo rasgo de cultura “universal” donde predomina el mercado y el consumo está afectando nuestro patrimonio cultural:
»» Considerándolo sólo como mercancía consumible.
»» Privatizándolo de la misma manera que se privatiza la inteligencia, los problemas, los saberes.
»» Refiriéndolo únicamente como bagaje del pasado y productor de folclor.
»» Despreciándolo como lastre de lo moderno y transformador.
»» Vetándolo como opuesto al beneficio inmediato.

Una cultura es UNIVERSAL cuando desde ella se puede establecer relación con la totalidad del universo, cuando se encuentra en ella una explicación coherente internamente de ese universo... por más que ese pensamiento explicativo sea dado en la globalización y en la opresión y con criterios distintos a los científicos e ilustrados.

La realidad social que nos toca vivir distingue tanto por origen, como por raza, religión y particularmente por el estrato socioeconómico, diversos niveles de posibilidad de desarrollo para las personas y para los grupos sociales. Poco importan las garantías individuales o los derechos humanos.

En ese mundo que es el nuestro –el de nuestro pueblo– es donde vivimos nuestro patrimonio cultural: cuando se revalora permanentemente a las personas, se les reconoce su función en el seno de las comunidades, y las comunidades en función del todo; sin dominios ni apropiaciones fatuas, sino en la búsqueda permanente del desarrollo armónico; en él, se aprende a relativizar la importancia de cada uno, de cada cosa, de cada momento, todo ello en función de los demás y de “lo demás”.

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